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lunes, 16 de agosto de 2010

Hacer

Ya no es nuevo este tema en este blog, hay en mi lista de intenciones un algo de ganas de disculparme por ser repetivito, pero hoy que es lunes me las puedo aguantar.
Hablo de esta maña del lenguaje (Dios todopoderoso), que no se cansa de lanzarme a la jeta un hecho, que por mi cuenta declaro verdad innegable -por supuesto cada quien puede, en el nombre de dicho D-os, dictar como mandamiento la primer estupidez que le vanga a la mente, ¿no funciona así la asociación libre? Se trata de lo siguiente:
Quien más habla, más hace... más produce
Y tomen esto en cuenta como dicho de resentido, porque las dice alguien que no habla mucho. El que habla, algo obtiene, algo gana, algo no pierde: por el breve tiempo que sus palabras suenan y resuenan, el que las dijo no está completamente castrado.
Los judíos no pronuncian con todas sus vocales la palabra Dios, si acaso hacen esto: D-os. Su alfabeto que es divino, no tiene vocales. Aleph, letra de la cual Borges ya habló todo lo que vale la pena conocer de ella, es la letra divina que no suena y mucho menos resuena, de la que se habla pero no que no habla ella misma. Y antigüedades de otros desiertos hicieron algo similar.
Quisiera decir que hablo poco por sabio, prudente, pero jajajajajajaja. Menos mentiroso sería si dijera que soy arameo.
Si se trata de ser justos ante un Dios (y miren que acabo de cometer dos pecados, porque si no se puede decir completa esa palabra, menos se puede taer a cuento en cantidades: un Dios, dos Dioses). Pero bueno, si trata de ser justos ante tres Dioses, debemos ser buenos castrados y comenzar a hablar menos, si no por lo menos hablar de nada y muy preferentemente hay que empezar a ladrar.
Espero que la chica que me gusta y a la que parece que no le hablo lo suficiente, comparta esta intención.

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